poetiquedelepluchure

Ma boîte à souvenirs est une chambre en bordel

Lundi 6 juin 2011 à 21:49


Una leyenda amerindia, que inicia el libro "la part du colibri" que estamos traduciendo (con aquaria ben laden, aquariablog.wordpress.com).
Anda, compañeras! Que sigamos adelante con nuestras gotitas, ya sean de leche materna ;-), de acampadas salvajes, de economías alternativas y proyectos locos... Hagamos nuestra parte.  



Un día, dice la leyenda, un inmenso incendio se declaró en el bosque. Todos los animales huyeron
 despavoridos y desde lejos contemplaban el fuego, aterrados. Todos, menos el colibrí, que con sus pequeñas alas no deja de hacer viajes a la fuente más cercana, coge un buchito de agua en su pico y arroja estas gotas sobre las llamas descontroladas. Después de un rato que el armadillo lo está viendo en este ir y venir, le dice:

- Pero, colibrí, ¿tú estás loco o qué?, ¿crees que así vas a acabar con el incendio?

Y el colibrí le responde:

- Ya sé que no, pero yo hago mi parte.


Mardi 23 juin 2009 à 19:01

 
Confortablement installé sur la terrasse de sa maison, Djeha-Hodja Nasreddin se prélassait
, en goûtant la douceur d'un après-midi printanier, quand quelqu'un l'appela de la rue :

- Djeha-Hodja Nasreddin ! Djeha-Hodja Nasreddin ! Descends voir ! J'ai une question à te poser !

Il appela plusieurs fois et Djeha-Hodja Nasreddin finit par descendre, quoique à contrecoeur. Il trouva un homme qui tendait la main.

- Djeha-Hodja Nasreddin, donne-moi une pièce, s'il te plaît. Dieu te la rendra au centuple.

- C'était donc cela ta question ! C'est pour ça que tu as troublé ma tranquillité ! Viens avec moi
!

Le mendiant grimpe péniblement avec Djeha-Hodja Nasreddin jusqu'à la terrasse.

- Maintenant, lui dit Djeha-Hodja Nasreddin, voici ma réponse : c'est non.

********  

Cómodamente instalado en la terraza de su casa, Djeha-Hodja Nasreddin estaba repantigándose, saboreando la dulzura de una tarde de primavera, cuando alguien le llamó desde la calle :
 
-          ¡Djeha-Hodja Nasreddin! ¡Djeha-Hodja Nasreddin! ¡Bájate, por favor! ¡Tengo que hacerte una pregunta!
 
El hombre llamó varias veces y Djeha-Djoha Nasreddin acabó por bajar, a regañadientes. Se encontró con un hombre que tendía la mano.
 
-          Djeha-Hodja Nasreddin, dame una moneda por favor. Dios te la devolverá al cien por cien.
 
-          Eso era tu pregunta! ¡Y por eso has perturbado mi tranquilidad! ¡Vente conmigo!
 
El hombre se subió penosamente con Nasreddin hasta la terraza.
 
-          Ahora, le dijo Djeha-Hodja Nasreddin, te digo mi respuesta : es NO.

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